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Foro "La Industria de la Defensa como Política de Estado"

Actualizado: 29 oct

Discurso del presidente de la SNI, Felipe James Callao, en el foro "La Industria de la Defensa como Política de Estado", organizado por el Comité Especial de Industria de la Defensa de la SNI.
Discurso del presidente de la SNI, Felipe James Callao, en el foro "La Industria de la Defensa como Política de Estado", organizado por el Comité Especial de Industria de la Defensa de la SNI.

Muy buenas tardes. Desde mi discurso inaugural como presidente de la Sociedad Nacional de Industrias, venimos promoviendo e insistiendo en nuestra visión del Perú como un centro logístico e industrial del Pacífico Sudamericano.

Una visión que poco a poco comienza a hacerse realidad, y que, aunque tomará algunos años en consolidarse, nos permitirá recuperar el sitial histórico que siempre debimos tener en la región.

Durante siglos, el territorio peruano fue el corazón político, económico y cultural de Sudamérica. Sin embargo, a lo largo de nuestra vida republicana, fuimos perdiendo esa posición por diversos factores: derrotas en guerras internacionales, debilidad institucional y falta de visión estratégica. Esa falta de fortaleza se tradujo en la firma de tratados lesivos y en la pérdida de espacios que debieron ser defendidos con más decisión y unidad nacional.

Pero hoy, la nueva realidad internacional nos coloca nuevamente en una posición expectante y con enormes oportunidades. El Perú tiene la posibilidad de retomar el liderazgo regional, si aprendemos de nuestra historia y somos capaces de no repetir los errores del pasado.

Desde la Sociedad Nacional de Industrias, creemos firmemente que la visión de futuro del Perú pasa por fortalecer nuestras capacidades estratégicas como nación. Y eso solo será posible si contamos con unas Fuerzas Armadas disuasivas, modernas y autosuficientes, que acompañen el desarrollo nacional y aseguren que ningún obstáculo externo se interponga en nuestro camino hacia el progreso.

Bajo esa óptica, la industria de la defensa no es un lujo ni una aspiración, sino una necesidad estratégica. Desarrollarla con proveedores nacionales, además de fortalecer nuestra soberanía, tiene un efecto multiplicador sobre la economía, generando empleo de alta especialización, innovación tecnológica y valor agregado dentro del país.

En la mayoría de los países en desarrollo, la cadena logística de defensa depende casi por completo de tecnología importada: equipamiento, mantenimiento, repuestos y armamento. Esa dependencia tiene un costo altísimo. En tiempos de estabilidad, puede parecer funcional; pero en épocas de crisis o conflicto, esa cadena se rompe fácilmente por los embargos o restricciones impuestas por los países fabricantes.

Los ejemplos son numerosos. Miremos el conflicto en Ucrania: mientras las fuerzas ucranianas logran éxitos puntuales, no pueden sostenerlos porque dependen de un suministro externo incierto. En cambio, Rusia —al ser un país productor de sus propios sistemas de defensa— mantiene capacidad operativa constante, incluso frente a derrotas temporales.

Y no necesitamos mirar tan lejos. Hoy el Perú vive las consecuencias de esa dependencia. Nuestros tanques, aviones y helicópteros de origen ruso enfrentan serias limitaciones por la imposibilidad de acceder a repuestos, mantenimiento o armamento, debido al embargo internacional. Este hecho demuestra con claridad la vulnerabilidad de depender de otros para nuestra seguridad.

Vivimos, además, un momento de gran reconfiguración geopolítica. El mundo enfrenta tensiones crecientes en distintos continentes, y eso ha impulsado una política de rearme global que no se veía en décadas. Entre 2016 y 2024, el gasto mundial en armamento creció más del 37%.

En ese contexto, nuestro país se encuentra rezagado, tanto tecnológica como operativamente, respecto a otras naciones de la región. Si no actuamos ahora, corremos el riesgo de quedar fuera de los circuitos estratégicos del futuro.

Conscientes de esta realidad, desde la Sociedad Nacional de Industrias hemos acompañado y apoyado decididamente los esfuerzos del Estado y de nuestras Fuerzas Armadas para desarrollar una industria de defensa nacional sólida y sostenible.

Apoyamos activamente a la Marina de Guerra del Perú en la construcción de nuevos buques de guerra, convencidos del potencial transformador de la industria naval peruana. Participamos también en la creación de la Mesa de la Industria Naval del MEF, donde el SIMA, la Marina y los proveedores nacionales trabajan coordinadamente para generar valor y fortalecer capacidades productivas en el país. Este mismo modelo puede y debe replicarse con la Fuerza Aérea, a través de SEMAN, y con el Ejército, mediante FAME.

Cuando el Estado, la industria y la academia trabajan juntos, el país gana soberanía, genera empleo calificado y estimula el desarrollo tecnológico nacional. Con esa convicción, hace unos meses dimos un paso más y creamos el Comité de la Industria de la Defensa dentro de la Sociedad Nacional de Industrias. Este comité está integrado por empresas nacionales y extranjeras comprometidas con una visión compartida: construir en el Perú un ecosistema industrial de defensa competitivo, innovador y sostenible.

Nuestro objetivo es claro: atraer inversión internacional, fomentar la transferencia tecnológica y convertir al Perú en un centro regional de producción y mantenimiento de sistemas de defensa. Queremos que las empresas del mundo vean al Perú no solo como un comprador, sino como un socio estratégico, un país confiable para invertir, fabricar y transferir conocimiento. Sabemos que no será un camino corto. Requerirá años de trabajo, coordinación y, sobre todo, una política de Estado que trascienda los gobiernos. Pero también sabemos que es el mismo camino que siguieron países como Corea del Sur, Suecia o Israel, que apostaron por el modelo de cooperación público–privada para transformar su industria de defensa en un verdadero motor de innovación civil.

Esa es la dirección que debemos seguir: una industria que impulse miles de empleos, fomente la investigación científica y promueva exportaciones tecnológicas. El Perú tiene el talento, los recursos y la posición geoestratégica para lograrlo. Contamos con ingenieros, técnicos, universidades, astilleros, talleres aeronáuticos y plantas de ensamblaje capaces de dar el salto si existe visión y compromiso nacional. Solo necesitamos una decisión firme de convertir la industria de defensa en una auténtica política de Estado, que trascienda los ciclos políticos y se consolide como pilar de nuestra soberanía y de nuestro desarrollo nacional.

Un país que produce su propia defensa, asegura su futuro. Y en la Sociedad Nacional de Industrias, estamos listos para trabajar hombro a hombro con nuestras Fuerzas Armadas, con el Estado y con el sector privado para hacerlo realidad.

Esperamos que este foro sirva para concientizar a todos los actores, tanto del sector público como del privado, sobre la necesidad de construir una sólida red nacional de empresas proveedoras de bienes y servicios para la defensa. Porque estamos convencidos de que la soberanía de una nación no solo se defiende con armas, sino también con ciencia, con tecnología y sobre todo con industria nacional.

Muchas gracias.

 
 
 

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